La farolera
tropezó
y en la
calle se cayó.
Y al pasar
por un cuartel,
se enamoró
del coronel.
Soy el
farolero
de la Puerta
del Sol,
subo la
escalera
y enciendo
el farol.
A la
medianoche
me puse a
contar
y todas las
cuentas
me salieron
mal.
Dos y dos
son cuatro,
cuatro y dos
son seis,
seis y dos
son ocho,
y ocho,
dieciséis.
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